Viviendo en una Casa de Cristal

Los videos filmados por testigos con sus teléfonos celulares en las ciudades de Baton Rouge, Luisiana y en Falcon Heights, Minnesota en los Estados Unidos y ya no decir los eventos ocurridos entre los miembros de la CNTE y la Secretaria de Seguridad Publica en Nochitlán, Oaxaca el mes pasado hacen notorio el poder de las redes sociales y de la opinión publica en eventos que regularmente pasarían desapercibidos para la mayoría de los ciudadanos comunes.

Este tipo de videos no son únicos ni son los primeros de su tipo y lejos de mostrar un problema racial, político o de fronteras, se trata de un problema de errores de criterio, prejuicios, malas interpretaciones y en general de falta de planeación y entrenamiento adecuado para atender este tipo de situaciones.

Las millones de cámaras ubicadas en los teléfonos celulares que están en las manos de cada ciudadano del país, los equipos de seguridad instalados en cada vez más comercios y casas habitación, las cámaras para control de tránsito instaladas en casi todas las ciudades del mundo y los equipos de video instalados en cada vez más vehículos utilitarios y para uso particular han permitido que hoy en día cualquier ciudadano tenga el poder de documentar y ofrecer su versión de los hechos sobre cualquier situación en donde las fuerzas del orden público estén involucradas.

Esta nueva cultura de comunicación libre, instantánea y sin fronteras tiene aspectos positivos como el permitir a cualquier persona el documentar abusos por parte de las autoridades, pero también incluye aspectos negativos como la desmedida y la gran mayoría de las veces desinformada ola de opiniones que más que ayudar a solucionar el problema terminan abriendo brechas sociales.

Esta creciente tendencia pone de manifiesto una serie de retos éticos y legales para las autoridades policiacas y militares de todo el mundo, y es un fuerte llamado para que dediquen tiempo a actualizar sus procedimientos de operación y a reforzar el entrenamiento de su personal en temas relativos a la aplicación de la ley, derechos humanos y protocolos de acción ante diversos escenarios. Todos y cada uno de los videos publicados a la fecha nos ofrecen no solo evidencia tangible para juicios penales y civiles, sino interesantes casos de estudio que merecen ser revisados a detalle.

Un viejo refrán dice “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Consideramos que este es un excelente momento para que en la iniciativa privada hagamos una pausa y planeemos la eventualidad de ver a nuestros elementos de seguridad y personal escolta involucrado en situaciones similares en un futuro no muy lejano si no tomamos cartas en el asunto.

Independientemente de las medidas que decidan llevar a cabo los organismos públicos para lidiar con este nuevo reto, como iniciativa privada debemos dedicar tiempo a establecer cinco medidas preventivas de control:

1. Actualizar las políticas de acción. Los manuales de operación deberán ser tan específicos como sea posible, deberán detallar todos los escenarios posibles y ofrecer opciones de acción para cada uno de ellos. Herramientas como el “árbol de escenarios” son excelentes para lograr esta tarea.

2. Comunicar a toda la organización las políticas de acción. La comunicación no debe ser únicamente a través de un documento que sea leído y firmado, sino que debe incluir entrenamiento en aula y entrenamiento en campo en donde se enfrente al personal de seguridad a los diversos escenarios. El entrenamiento deberá incluir el estudio de casos públicos como los ya mencionados al inicio de este artículo.


3. Desarrollar y estandarizar el criterio del personal. Cursos y charlas de derechos humanos, responsabilidades legales, límites y alcances, uso del equipo y armamento, defensa personal, entre otros son necesarios para que el personal no solo desarrolle un mayor nivel de confianza y se muestre más seguro actuando antes situaciones adversas, sino que permiten que el personal forme criterios profesionales de actuación.

Si no queremos que el personal actúe bajo su propio criterio asegurémonos entonces de que estamos dándole información y herramientas suficientes como para que actúen bajo el criterio estandarizado de la organización.

4. Preparar a la organización para el peor escenario. Hay una larga lista de preguntas que deben ser resueltas: ¿Qué diremos a la prensa si ocurre “X” o “Y” escenario?, ¿Cómo manejaremos a las autoridades locales?, ¿Qué acción legal emprenderemos?, ¿Cómo apoyaremos a nuestro personal?, etc. En este punto es recomendable recurrir a expertos en el tema para prever y reparar a la organización.

5. Documentar todo el proceso. Asegúrese que todos los pasos anteriores sean documentados meticulosamente ya que si su organización se ve involucrada en un escándalo provocado por falta de criterio de su personal necesitará de todos los argumentos y herramientas que pueda tener a la mano.

Aunque es prácticamente imposible el prever todos los escenarios en los que el personal de seguridad podría verse involucrado, la planeación adecuada de los mismos y el entrenamiento continuo de calidad asegurarán que nuestros elementos actúen con criterio profesional, en apego a la ley y en cumplimiento de los estándares de la organización. La tarea no es fácil, pero es viable y necesaria.