Inteligencia Artificial: Riesgos y Oportunidades en Materia de Seguridad

Por Israel Robledo

La inteligencia artificial (IA) es un campo de la informática que se ocupa de crear sistemas que pueden tomar decisiones, resolver problemas y aprender de los datos que le son proporcionados emulando los patrones de comportamiento utilizados por los seres humanos.

 

La IA trabaja mediante el uso de algoritmos que se basan en técnicas de aprendizaje automático, de forma tal que pueden aprender de los datos que les son proporcionados y tomar decisiones

tomando como referencia esta información.

 

Existen dos tipos de IA, la “débil” y la “fuerte”. La IA débil incluye sistemas que están diseñados para realizar tareas específicas como la clasificación de imágenes o la identificación de patrones en grandes conjuntos de datos. La IA fuerte va más allá, al tener la capacidad de imitar el pensamiento y razonamiento de un ser humano para identificar patrones y relaciones de datos, y con ello hacer predicciones o tomar decisiones.

 

Es importante mencionar que, aunque la IA es una simulación de la inteligencia humana, esta no tiene la misma capacidad de comprensión, razonamiento ni creatividad que un ser humano, ya que no cuenta con emociones, intuición ni conciencia propia.

 

El concepto de IA no es nuevo, ya que uno de los pioneros en esta ciencia fue el matemático Alan Turing en la década de 1940, y como término técnico fue acuñado en la década de 1950 por los ingenieros John McCarthy, Marvin Minsky, Claude Shannon y Nathaniel Rochester durante una conferencia en Dartmouth College.

 

La IA es una tecnología que lleva años acompañándonos de forma silenciosa en nuestras labores cotidianas al ser utilizada en campos como la medicina para la detección y diagnóstico de enfermedades, en el análisis de datos en la banca, finanzas y áreas de logística, en la automatización de procesos de la industria manufacturera, en la gestión de redes de comunicación y de distribución de energía, en la identificación de imágenes y patrones de comportamiento tanto en sistemas de seguridad como en vehículos con mayor o menor grado de autonomía, en la detección de fraudes, en la asistencia de personas con discapacidad, en la agricultura, y más recientemente en asistentes virtuales como lo son Siri, Alexa y Google Assistant.

 

Aunque la IA es una tecnología que ya convive con nosotros de forma regular, sus capacidades se habían mantenido controladas al ser utilizada únicamente en investigaciones científicas, así como en sistemas, equipos y herramientas con límites y alcances muy específicos como los antes mencionados. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos 12 meses, gracias a la apertura de diversas páginas de IA que permiten que, de forma abierta, y casi sin ningún tipo de restricción, cualquier usuario con una computadora o teléfono inteligente pueda aprovechar las capacidades de esta tecnología.

 

Sobresalen en este sentido programas abiertos que permiten a los usuarios resolver preguntas en todas las áreas del conocimiento humano, sistemas que permiten generar imágenes y videos con solo la redacción de una idea o concepto, aplicaciones que simplifican la información de libros y bibliotecas técnicas a términos que pueden ser entendidos por un escolar, y que permiten redactar libros y artículos en cuestión de segundos con solo solicitarlo, herramientas para la generación automática de contenido para redes sociales, e incluso soluciones que escriben y compilan programas de cómputo en cualquier lenguaje de programación sin la necesidad de que el usuario tenga la más mínima idea o conocimiento técnico de esta materia.

 

Mientras que el acceso masivo a Internet permitió que cualquier persona pueda acceder libremente a fuentes de información en cualquier área del conocimiento humano, el uso de la IA representa el uso práctico de este conocimiento en cuestión de segundos sin la necesidad de asimilarlo o incluso sin la necesidad de entenderlo.

 

Especialistas en el tema aseguran que el acceso a este tipo de tecnología implica una serie de riesgos nuevos para las empresas y para la sociedad en general, y aunque la lista no es exhaustiva, sobresalen:


El uso masivo de la IA es una caja de Pandora que ya ha sido abierta, y que, aunque gobiernos y empresas traten de limitar, existe y seguirá existiendo con sus implicaciones positivas y negativas, y ante este hecho solo hay dos opciones: dejarse llevar por los eventos y ver cómo nos afectan, o entender el funcionamiento de estas herramientas y buscar su aprovechamiento laboral y personal.

 

Como profesionales de la seguridad, hay mucho que podemos hacer tanto para prevenir las afectaciones provocadas por la masificación de la IA como para utilizarla a nuestro favor:

Recordemos que la IA es tan solo una herramienta y que, como tal, su uso y aprovechamiento dependen de quien la tenga en sus manos.