La inteligencia artificial (IA) es un campo de la informática que se ocupa de crear sistemas que pueden tomar decisiones, resolver problemas y aprender de los datos que le son proporcionados emulando los patrones de comportamiento utilizados por los seres humanos.
La IA trabaja mediante el uso de algoritmos que se basan en técnicas de aprendizaje automático, de forma tal que pueden aprender de los datos que les son proporcionados y tomar decisiones
tomando como referencia esta información.
Existen dos tipos de IA, la “débil” y la “fuerte”. La IA débil incluye sistemas que están diseñados para realizar tareas específicas como la clasificación de imágenes o la identificación de patrones en grandes conjuntos de datos. La IA fuerte va más allá, al tener la capacidad de imitar el pensamiento y razonamiento de un ser humano para identificar patrones y relaciones de datos, y con ello hacer predicciones o tomar decisiones.
Es importante mencionar que, aunque la IA es una simulación de la inteligencia humana, esta no tiene la misma capacidad de comprensión, razonamiento ni creatividad que un ser humano, ya que no cuenta con emociones, intuición ni conciencia propia.
El concepto de IA no es nuevo, ya que uno de los pioneros en esta ciencia fue el matemático Alan Turing en la década de 1940, y como término técnico fue acuñado en la década de 1950 por los ingenieros John McCarthy, Marvin Minsky, Claude Shannon y Nathaniel Rochester durante una conferencia en Dartmouth College.
La IA es una tecnología que lleva años acompañándonos de forma silenciosa en nuestras labores cotidianas al ser utilizada en campos como la medicina para la detección y diagnóstico de enfermedades, en el análisis de datos en la banca, finanzas y áreas de logística, en la automatización de procesos de la industria manufacturera, en la gestión de redes de comunicación y de distribución de energía, en la identificación de imágenes y patrones de comportamiento tanto en sistemas de seguridad como en vehículos con mayor o menor grado de autonomía, en la detección de fraudes, en la asistencia de personas con discapacidad, en la agricultura, y más recientemente en asistentes virtuales como lo son Siri, Alexa y Google Assistant.
Aunque la IA es una tecnología que ya convive con nosotros de forma regular, sus capacidades se habían mantenido controladas al ser utilizada únicamente en investigaciones científicas, así como en sistemas, equipos y herramientas con límites y alcances muy específicos como los antes mencionados. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos 12 meses, gracias a la apertura de diversas páginas de IA que permiten que, de forma abierta, y casi sin ningún tipo de restricción, cualquier usuario con una computadora o teléfono inteligente pueda aprovechar las capacidades de esta tecnología.
Sobresalen en este sentido programas abiertos que permiten a los usuarios resolver preguntas en todas las áreas del conocimiento humano, sistemas que permiten generar imágenes y videos con solo la redacción de una idea o concepto, aplicaciones que simplifican la información de libros y bibliotecas técnicas a términos que pueden ser entendidos por un escolar, y que permiten redactar libros y artículos en cuestión de segundos con solo solicitarlo, herramientas para la generación automática de contenido para redes sociales, e incluso soluciones que escriben y compilan programas de cómputo en cualquier lenguaje de programación sin la necesidad de que el usuario tenga la más mínima idea o conocimiento técnico de esta materia.
Mientras que el acceso masivo a Internet permitió que cualquier persona pueda acceder libremente a fuentes de información en cualquier área del conocimiento humano, el uso de la IA representa el uso práctico de este conocimiento en cuestión de segundos sin la necesidad de asimilarlo o incluso sin la necesidad de entenderlo.
Especialistas en el tema aseguran que el acceso a este tipo de tecnología implica una serie de riesgos nuevos para las empresas y para la sociedad en general, y aunque la lista no es exhaustiva, sobresalen:
Desempleo. Empleos rutinarios y dedicados al análisis de información serán eliminados durante los siguientes años, provocando un mayor distanciamiento en las actuales brechas económicas y sociales. No hay una sola industria libre de este tema, ya que hoy en día incluso las campañas de publicidad utilizan modelos generados por computadora que ahorran millones a las agencias publicitarias.
Incremento en los ataques cibernéticos y violaciones de seguridad. El uso de herramientas de inteligencia permitirá a los delincuentes ser más eficientes en el desarrollo de malware y en la localización de huecos en los sistemas de seguridad.
Recopilación masiva no autorizada de datos y de información biométrica de usuarios. Violaciones masivas de bases de datos empresariales y gubernamentales permitirán a los delincuentes el acceso, manejo y aprovechamiento de datos privados generando a su vez importantes daños económicos.
Falsificación de todo tipo de documentos. Fotografías, videos, audios, libros e incluso obras de arte son fácilmente falsificables por las tecnologías de IA. El problema es tal, que hoy en día la única forma de saber si un estudiante hizo por sí solo una tarea o no, es cuando el maestro supervisa presencialmente su ejecución.
Robo de identidad. Las tecnologías de IA permiten no solo la falsificación de documentos de identidad, sino que van más allá y generan avatares que imitan perfectamente la voz, el
rostro e incluso la biometría de los usuarios, haciendo prácticamente imposible identificar para un sistema tradicional si se trata de un usuario legítimo o de un modelo generado por una computadora.
Secuestro y delitos sexuales. El uso de avatares permitirá que pedófilos y secuestradores amplíen la búsqueda de víctimas al hacerles creer que están en contacto con personas reales que tienen características similares a ellos y que no representan ningún peligro.
Infracciones a los derechos de autor. La IA ofrece la facilidad de adecuar estilos de redacción, fotografía, video e incluso de obras de arte en cuestión de segundos, haciendo difícil rastrear copias de obras originales patentadas y registradas.
Manipulación de masas. A la fecha ya son conocidos varios casos en los que fotografías generadas por IA han dado la vuelta al mundo presentadas como noticias reales por medios de comunicación. Es posible que pronto no tengamos forma de saber si una noticia es real o no.
Otros. La lista es realmente larga.
El uso masivo de la IA es una caja de Pandora que ya ha sido abierta, y que, aunque gobiernos y empresas traten de limitar, existe y seguirá existiendo con sus implicaciones positivas y negativas, y ante este hecho solo hay dos opciones: dejarse llevar por los eventos y ver cómo nos afectan, o entender el funcionamiento de estas herramientas y buscar su aprovechamiento laboral y personal.
Como profesionales de la seguridad, hay mucho que podemos hacer tanto para prevenir las afectaciones provocadas por la masificación de la IA como para utilizarla a nuestro favor:
Aprender el funcionamiento de las herramientas disponibles. En este momento, hay cursos en línea, libros y artículos que explican en detalle el uso de la IA en las diferentes áreas del conocimiento y que pueden darnos una idea clara de los límites y alcances de estas herramientas.
Estar al tanto de las nuevas tendencias. Ferias, exposiciones, proveedores, revistas y artículos especializados nos pueden mantener al tanto del crecimiento y las tendencias tanto de los riesgos como de las oportunidades que representa esta tecnología.
Participar en foros y comunidades especializadas. Todas las redes sociales ofrecen hoy en día acceso a grupos de interés en los que se discute abiertamente este tema. La gran mayoría son gratuitos y representan una excelente forma de tener acceso a información actualizada y a comentarios de usuarios especializados.
Probar los sistemas de IA. La mejor forma de entender esta tecnología es haciendo uso de ella y observando la forma en que podemos aprovecharla.
Preguntar a la IA. Sorprendentemente, la manera más efectiva de aprender sobre las capacidades de la IA es a través de las propias herramientas, ya que como usuarios podemos solicitar a los sistemas que nos expliquen cómo funcionan, cómo aprovecharlos e incluso qué riesgos representan.
Recordemos que la IA es tan solo una herramienta y que, como tal, su uso y aprovechamiento dependen de quien la tenga en sus manos.